domingo, 15 de mayo de 2011

AMOR A LA FRANCESA



Como todas sabéis, el pasado viernes se estrenó en nuestro país la nueva película del Neoyorkino Woody Allen.

De igual modo a como lo hizo con Venecia, Nueva York, Los Ángeles, Barcelona, Londres y Oviedo, Woody Allen con su nuevo esfuerzo creativo, 'Medianoche en París', rinde homenaje a la Ciudad de la Luz. Un lugar mágico donde experimentar nuevas sensaciones, disfrutar de nuevos encuentros románticos y otras formas de ver la vida.

Declaración de amor en toda regla, secundada por un pintoresco plantel estelar, así como por los aquilatados fotogramas del singular imaginero Darius Khondji, cuya enjoyada cámara recorre los lugares más emblemáticos de la ciudad, las arterias más espectaculares, los rincones más recoletos. Escenarios que me recuerdan paseos por señoriales bulevares o por las riberas del Sena, al encuentro de una película de Jean Renoir o de una linda francesita de ojos garzos: besos robados a la hora del crepúsculo, cuando el cielo se tiñe de rojo sobre las espadañas de la Madeleine y los vendedores recogen sus trastos en la Samaritaine.
Toda una serie de homenajes jalonan el filme, incluido el de un precioso cuadro impresionista de Claude Monet, el del puente sobre un estanque cubierto de nenúfares, donde vemos a los protagonistas Owen Wilson y Rachel McAdams ebrios de amor. Uno más de los muchos detalles encantadores de esta agridulce película, incluida la sofisticada presencia de Carla Bruni Sarkozy, no exenta de la imprescindible ironía y una lúcida melancolía, por no hablar del pesimismo sobre la condición humana propia del autor de 'Match Point'. En fin, nada más dulce que el amor. Todo otro placer viene después. 

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